jueves, 23 de junio de 2011

El está tumbado...

El está tumbado , medio tirado en el sillón. La camiseta sin mangas, deja notar una enorme barriga cervecera. Con los pantaloncitos cortos y las zapatillas de dedo, sus peludas piernas descansan sobre un cojín del suelo.

La barba no afeitada del fin de semana, el brillo del sudor en su cara, y el poco pelo que le queda despeinado, terminan de describir la estampa.

En la mano, una cerveza. En la otra, el mando del televisor. En la mesa dos latas de cerveza ya vacías, el cenicero lleno y un plato con cáscaras de cacahuetes. El cigarrillo, colgando de la comisura de su boca, viendo el partido de fútbol en la televisión. Apenas dice ni hace nada, si no es para acordarse de la familia del árbitro.

Ella sale de su habitación, monísima. Guapa, elegante, arreglada y perfumada, pasa por delante de él, cuando le pregunta:

¿ A donde vas tan empingorotada?

Ella le contesta:

A dar un paseo con mis amigas.

Antes de salir por la puerta, se detiene un momento, se queda mirando el lamentable cuadro, y se hace, en alto, esta pregunta:

¿Será posible que un dia vuelva yo a amarte?

A lo que él, sin apartar los ojos del televisor, responde:

Y tú, ¿cuándo narices has estado en Marte?

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